Monday, September 25, 2006

Por mi madre, bohemios

PARA CANIBALIZAR NUESTRO OPTIMISMO

SECCIÓN CASI PERMANENTE: DE LA EDUCACIÓN LAICA COMO UN PARÉNTESIS ENTRE DOS MISAS

1 ESTE ES UN JUICIO SALOMÓNICO: EN LAS HOJAS QUE SE LE QUITAN AL LIBRO, SE HALLABA SATANÁS

“De los cinco títulos diferentes que se entregarán a los estudiantes de primero de secundaria, la Secretaría de Educación de Jalisco (SEJ) debe retirar el escrito por la experta en Biología Ana Barahona, de editorial Castillo, que promueve la homosexualidad y no menciona siquiera las palabras matrimonio ni abstinencia. (En cambio, dice muchas veces cuerpo humano, que es el local del pecado. La incorpórea R.)

LA EXIGENCIA SIGUIENTE HABLA DEL AVANCE CIVILIZATORIO HACIA EL SIGLO XIV

“Pedimos que los otro cuatro libros de Ciencias I se les quiten las hojas relativas al bloque IV, donde se aborda la reproducciónsexual.”

Señora Consuelo Mendoza García, presidenta de la Unión Nacional de Padres de Famillia. Nota de Ignacio Pérez Vega, Público, 16 de agosto de 2006.

2 ESTA PARTE DE LA DECLARACI´N DE SU EMINENCIA SE NOS HABÍA IDO, Y ES DE VERAS APOSTÓLICA

“Los libros de texto (de biología) no difunden educación sexual sino información pornográfica para alentar el permisivismo en los niños y adolescentes de secundaria.”

Cardenal de Guadalajara Juan Sandoval Iñiguez. Nota de Ignacio Pérez Vega, Público, 16 de agosto de 2006.

3 EN CAMBIO, EXIGIMOS UNA SOCIEDAD SOBRERREGAÑADA, PORQUE AUMENTAN LOS NEGOCIOS DE LOS CURSOS DE AUTOESTIMA

“Yo creo que (los libros de Biología de primer año) sí tienen fallas en cuanto a contenidos para tratar no de formar, sino sólo informar (¿Y cómo prueba esto? ¿Con una homilía o con una encuesta entre ángeles? La R., que ignora las valoraciones piadosas), y ya estamos cansados de una sociedad sobreinformada, sobreeducada, sobreprotegida. (¡Cómo la de Jalisco, que siempre aprende, y cuando aprende arrebata. La R.) Más a estas criaturas que nomás se les muestra el sexo como algo genital.”

Vocero del Arzobispado de Guadalajara, Adalberto González González. Nota de Ignacio Pérez Vega. Público, 16 de agosto de 2006.

4 QUE SI ESTO ES ESCANDALOSO, ES MÁS VERGONZOSO YA NO PROTESTAR

“Deben ejercer el derecho de ciudadanos, de padres de familia, hay que meterse a los sitios web (agua bendita en mano. La R.), si están de acuerdo con todo eso, pues adelante. Pero si no están de acuerdo, tampoco dejen el libro abajo del colchón como si fuera un velo de pecado (sic que lamenta la opinión que de sus correligionarios tiene la declarante), deben denunciarlo a las autoridades educativas.”

Señora Paulina Orea Michel, representante en Jalisco del Consejo Red Familiar. Nota de Dolores Reséndiz Mora. Público, 23 de agosto de 2006.

5 TENGO DINERO EN EL ALMA, DINERO BENDITO QUE A TODOS SALVA

“Tengo una propuesta. Un grupo de empresarios está dispuesto a aportar dinero para comprar los libros que se requieren para reemplazar a los cinco títulos de Biología de secundaria.”

Diputada del PAN Cecilia Carreón Chávez Nota de Ignacio Pérez Vega, Público, 22 de Agosto de 2006.

6 PUES LE TOCARÁ A ACCIÓN NACIONAL ELIMINAR A LA VIOLACIÓN ENTRE LAS CAUSALES DEL ABORTO

"Desde el momento de la concepción ya hay un ser humano totalmente diferente a la madre. Si se mata a esta persona se está cometiendo un crimen ante Dios y -si la ley es justa- también ante la ley civil. Ninguna madre puede decir, refiriéndose al hijo que lleva en sus entrañas, yo hago de mi cuerpo lo que se me dé la gana (esa atribución se la dejan sólo a los violadores. La R. justiciera.), porque lo que está dentro de su cuerpo no es su cuerpo, es una vida nueva y distinta.”

Semanario Desde la Fe, al regañar a las católicas que piden despenalizar el aborto en caso de violación. Nota de Alma E. Muñoz, La Jornada, 11 de Septiembre de 2006.

Tuesday, September 19, 2006

Benito Juárez y su contexto histórico

Jaime Piñón Álvarez

El historiador Francisco Bulnes, en 1904, publicó un libro en donde criticaba la participación y herencia históricas de Benito Juárez. Sumando a esto dos cargos: el de impostor que cobijó siempre su gloria con la sabiduría que emanaba de los políticos que le rodearon y; aquel que no podía faltar, el estigma de pertenecer a la raza indígena. El historiador criollo lo consideró un miembro atrasado de su raza que fue empujado, más allá de su capacidad, por el impulso de la Reforma:

Y como suele suceder con todos aquellos que quieren regañar o enterrar a los muertos para siempre, el ataque de Bulnes fue revertido con el tiempo que devolvió actualidad al acusado y porvenir promisorio a su memoria. Una gran cantidad de plumas se volcaron para rebatir a Bulnes, entre ellas las de Justo Sierra y Andrés Molina Enríquez. La celebración centenaria del natalicio de Juárez en 1906, si bien había iniciado con malos augurios dos años antes por la pluma de Bulnes, para dicha fecha se había convertido en euforia patriótica desbordada. A partir de este momento, Juárez quedó en la cúspide de nuestra memoria histórica.

La historia parece repetirse, pero los censores en turno son distintos. Unos provienen de aquella añeja tendencia de presentarlo aún como el comecuras irascible. Y, como buenos católicos, se dedicaron a quitar de los altares públicos o visibles los retratos y efigies del oaxaqueño. El busto desplazado en Nuevo León por un alcalde panista, lo mismo que el cuadro quitado por el presidente de la república, Vicente Fox, y luego trasladado de Los Pinos a la Secretaría de Gobernación, más bien parecen intentos trasnochados de exorcismo que posiciones racionales. Las pugnas ideológicas polarizadas, el prurito religioso malentendido y las incongruencias y desconocimientos de los significados históricos de nuestros procesos y de la figura de Juárez, continúan caracterizando a un gran sector de la derecha católica y conservadora mexicana.

En estas cuentas verdaderas o no, pero posibles, la figura de Juárez parecía permanecer, como dice aquella canción que nos enseñaron en la escuela primaria, como "baluarte inconmovible". Ni Maximiliano, ni mucho menos Miramón, tuvieron la estatura intelectual y la fortaleza política de Juárez. Y tan sabía la misma derecha que no contaba con un rival de tal talante, que lo único que se les ocurrió fue tratar de borrar del espacio visible aquel rostro impasible, adusto, que ni las litografías, ni los daguerrotipos, ni las fotos, ni los cuadros, ni las películas, ni las telenovelas, han podido cambiar.

Sin embargo, en plena euforia neozapatista, a la llegada de la caravana del EZLN a territorio defeño y a pocos kilómetros del Zócalo, en una madrugada fresca, conversando Marcos con Julio Scherer para Televisa y Proceso, el Subcomandante renegó también del legado histórico de Juárez:

"Consideramos que en México debe reconstruirse el concepto de nación, y reconstruir no es volver al pasado, no es volver a Juárez ni al liberalismo. No es esa historia la que tenemos que rescatar".

En una primera instancia, parecería insólita la condena, pero el sentido de la entrevista, al igual que la pregunta específica que provocó el comentario del Subcomandante, marcan el tono y la razón de la aseveración del líder zapatista. Se condena a Juárez porque se condena al liberalismo. Es el repudio al sistema liberal y al ahora llamado neoliberal por parte del EZLN, lo que hacía hablar así al vocero insurgente.

Así, el establecimiento del federalismo trastocó a los pueblos indios de México de tal manera que ni la hecatombe provocada por la conquista española es comparada con la que trajo el nuevo sistema en el siglo XIX. Los embates jurídicos, lo mismo que las rapiñas y despojos reales en contra de la propiedad colectiva de los pueblos y comunidades indígenas, en pos del establecimiento de una clase propietaria con medios de producción individual o privado, trajeron muerte y pobreza a la gran mayoría de indígenas en todo el territorio nacional.

Sí, aquí empatan en su malquerencia hacia Juárez y su grupo de gigantes tanto la Iglesia católica como los conservadores y los pueblos indios. La ley reformista de desamortización de bienes comunales les afectó a todos ellos. La embestida en contra de la organización política interna de muchos pueblos indios, en favor de un sistema político-administrativo uniforme y controlado desde las instancias gubernamentales del Estado, trajo mayor control y explotación sobre sus personas. Esto y lo anterior iba dirigido a la consolidación de un Estado moderno próspero y unitario, en donde la diversidad y la autonomía no cabían. Juárez formó parte de este empeño y con ello afectó a la primera propuesta federalista mexicana (que le daba soberanía interior real a las entidades), lo mismo que a la organización política- económica-administrativa de la gran mayoría de las comunidades indígenas.

Juárez se separó a muy corta edad de la sociedad indígena que le vio nacer. El sentido de identidad étnica nunca fue intenso en él y la acción educativa del nuevo Estado lo convenció y lo convirtió en aquello de lo que siempre estuvo orgulloso: ser ciudadano liberal mexicano.

Para Juárez, al igual que para gran parte de los políticos del siglo XIX, el horizonte promisorio del liberalismo era la única vía por medio de la cual los individuos serían mejores, prósperos y felices. Nadie buscó en los mundos supervivientes de los pueblos indios el futuro posible a edificar.

Y sin embargo, y a pesar de no haber cumplido la promesa de felicidad y abundancia, no hay duda de que el liberalismo impactó en todo el territorio nacional, para bien de unos cuantos, y para mal de la gran mayoría de mexicanos, incluidos los indígenas. Falta por estudiar aún la huella que en las diversas regiones de nuestro mapa dejó este sistema, aniquilando, conviviendo, convergiendo, en varios espacios, con los mundos tradicionales, rurales y urbanos, heredados de la colonia.

Falta por analizar los cambios que también tuvieron las mismas comunidades indígenas, a partir del siglo XIX, en su convivencia beligerante con el liberalismo. Porque si bien hoy hemos palpado la existencia y actividad de estos pueblos gracias al movimiento rebelde del EZLN, también esta misma insurgencia (lo mismo que la investigación histórica y antropológica) ha mostrado que ellos no han permanecido estáticos en el tiempo, sino que se han transformado al mismo ritmo de la historia del otro México.

La gran mayoría de los escritos sobre Juárez han sido apologéticos a su persona, a su actuar y al sistema que ayudó a cimentar. Otros, como los de Bulnes y los libros de texto de la derecha católica mexicana, han sido para denostarlo. Muy pocos textos e investigaciones se han realizado para ubicar su trayectoria dentro de los procesos históricos de nuestro país y de su futuro próximo.

Hoy, podemos empezar la tarea de investigar, de analizar, de reflexionar sobre él, por primera vez, sin presiones ni atavismos ideológicos malentendidos. Hoy estamos en la posibilidad de darle a don Benito, en este festejo de sus 200 años de existencia un regalo inmejorable: por fin conocerle a él y a su México, a su obra y su tiempo. Tal vez conociendo mejor este capítulo y cerrándolo, podamos reconstruir a la nación sobre las bases del reconocimiento de la diferencia.

Sunday, September 10, 2006

Ministros rectores y el retorno de los charlatanes a las universidades

Alumnos de la Facultad de Filosofía, Letras e Historia de la Universidad de Guanajuato denuncian que una reforma legal impulsada por el actual gobernador panista ha abierto las puertas para que el próximo rector de esa casa de estudios pueda ser un funcionario de gobierno (el propio Juan Carlos Romero Hicks, que ya ocupó ese cargo universitario) o incluso un ministro de culto religioso.

A pesar de que en una propuesta original de reforma a la Ley Orgánica de la Universidad de Guanajuato se establecía que para aspirar a ser rector debían haber pasado cuando menos dos años de que el pretendiente hubiese sido funcionario público, y se excluía a los oficiantes religiosos, en el texto final se omitieron ambas restricciones. Los estudiantes aseguran que están “enfrentando un episodio con tintes oscurantistas en este estado (...) que tal parece que se ha convertido en el Laboratorio Yunquista por excelencia”. Basta recordar que el gobernador es Juan Carlos Romero Hicks, y su hermano Eduardo el presidente municipal de la capital del mismo estado (el abuelo, Enrique J. Romero Ceballos ocupó esa misma alcaldía de la ciudad de Guanajuato en 1930). Ahora, el exrector Juan Carlos podría dejar la gubernatura y retomar la rectoría de la universidad estatal. ¡Oh, las familias del cambio!

Saturday, September 02, 2006

Urge una clínica de odio

Jaime Avilés

Desde el Zócalo, a las cuatro de la tarde, empiezo a dictar estas líneas con profundo dolor. Y todo porque anoche propuse la organización de una clínica de odio con excesivo énfasis.

¿Qué es una clínica de odio? No sé cómo definirla, pero trataré de ofrecer algunas ideas. En noviembre de 1999, asistí a la inauguración de un pequeño bar en la colonia Condesa, y desde entonces adquirí la costumbre de pasar por allí dos o tres veces por semana convirtiendo ese establecimiento en uno de mis centros periodísticos de operación. Pero después del 2 de julio, un sábado a medianoche, me dejé caer por ahí y pedí un trago antes de irme a la cama. El encargado del changarro, que me lo sirvió, me dijo: "López ya debería irse a vivir a Venezuela".

"No te insultes a ti mismo hablando como lector de ese pasquín salinista que regalan en la calle. Por lo menos dile López Obrador", le contesté apretando el estómago de furia. "Mejor lárgate y ya no regreses nunca, aquí ya no vamos a dejar entrar a nacos como tú", fue su respuesta y su inapelable sentencia. Por fortuna estaba sobrio.

¿En qué momento se instaló el odio entre nosotros? Hoy en día todo el mundo conoce anécdotas de personas que se liaron a golpes porque una llevaba el moñito tricolor en la solapa o una cartulina pegada al vidrio del coche con una leyenda de "repudio total al fraude de Fecal", en tanto que la otra ostentaba en el vidrio trasero de su vehículo el muñequito de AMLO creado por Hernández, pero adulterado por el vengativo mensaje de: "sonríe, no gané".

El domingo pasado en el Zócalo un camarógrafo mexicano de CNN llegó tarde a la asamblea informativa de las 11 de la mañana y no encontró sitio en la primera fila del palco de prensa. De nada le valieron sus ruegos, nadie le abrió un lugar. Colérico, tuvo que irse hasta atrás y abrió un banquito desplegable para subirse y tener un mejor ángulo de la situación que más tarde sería vista durante 20 segundos cuando mucho en millones de pantallas domésticas del mundo. Desconocedora de su trascendental misión, la gente que estaba detrás de él le pidió que se bajara, a lo que el sujeto respondió gritando: "Ojalá que ya venga la PFP y los mate a todos, y a ver quién los graba, pinches indios".

¿Qué es el odio? ¿Cuál es su fisiología? ¿En qué zona del cerebro se origina, qué tipo de neuronas entran en acción cuando nublan nuestra inteligencia? Estas son preguntas que deben responder los expertos. Lo cierto, sin embargo, es que el odio actúa como una enfermedad, esto es, como un agente que se introduce en nuestro organismo y lo empieza a dañar, a destruir.

El odio aumenta la presión arterial, contribuye al endurecimiento de las arterias, eleva el riesgo de ataques cardiacos, irrita las cuerdas vocales porque nos obliga a alzar la voz sin tener la garganta preparada para ello; afecta nuestros pulmones porque nos cambia súbitamente el ritmo de la respiración, pero, sobre todo, fundamentalmente, golpea en el aparato digestivo.

Cuando el odio nos asalta se nos endurece el estómago, se nos inflama el intestino grueso, lo que se transforma en un padecimiento crónico llamado colitis (no hace falta explicar que ésta sobreviene cuando se hincha cualquiera de los tres segmentos del colon), que llevado a límites extremos pueden desencadenar una apendicitis y si ésta no es atendida a tiempo, un estallido de la víscera con el consiguiente derrame de excrecencias dentro del vientre que ocasiona una septicemia en muchos casos mortal.

Además, el odio altera el apetito, aumentándolo o reduciéndolo y exacerbando el consumo de alcohol y tabaco, entre otras drogas. Sin meternos a ponderar otras cuestiones como diarreas y estreñimientos que igualmente pueden derivarse del hecho mismo de odiar, estamos ante un cuadro de signos y síntomas que desde luego constituyen una enfermedad.

La herramienta del PAN

A falta de carisma personal, oferta política atractiva o capacidad para generar esperanzas entre el pueblo, el candidato presidencial de la derecha entró a la contienda esgrimiendo la herramienta del odio como recurso supremo. En un acto de irresponsabilidad que lo descalifica por completo para ejercer cualquier cargo de elección popular, Felipe Calderón trajo desde las catacumbas españolas del franquismo a un especialista en odio llamado Antonio Solá. Este le vendió la receta al Partido Acción Nacional, a las televisoras, a los empresarios y al "gobierno" de Vicente Fox. Todos contribuyeron a desplegar con ilimitados recursos la asombrosa campaña propagandística que inoculó el veneno del odio en este país.

Ahora, millones de mexicanos estamos enfermos de odio, odiamos y somos odiados, y no estamos reflexionando con la suficiente seriedad al respecto. Yo odio, tú odias, él odia, nosotros odiamos, ustedes odian, y en uno y otro bandos de la confrontación política todos percibimos por igual que ellos nos odian.

¿Yo me odio, tú te odias, él se odia? Sí, nosotros nos odiamos, nos obligaron a odiarnos, tuvieron la habilidad de dividirnos sin importarles que fuéramos ciudadanos independientes o militantes de cualquier partido político, se colocaron por encima de nosotros para dominarnos a placer.

Hay quienes todavía no se dan cuenta del material explosivo que están manejando. Uno de ellos, faltaba más, es Calderón. La frase que a últimas fechas más le gusta pronunciar en público dice: "Gané, pésele a quien le pese, y duélale a quien le duela". Pero ayer se superó a sí mismo innovando lo siguiente: "Gané voto por voto y casilla por casilla". Eso es una provocación que no puede venir de nadie, pero mucho menos de él. ¿De quiénes se está burlando y en nombre de quiénes lo hace y para qué?

Nada más lejos de estas notas que la intención de poner o llamar a poner la otra mejilla para iniciar una reconciliación nacional. Lo que se necesita es otra cosa: una clínica de odio, el concurso de un conjunto de especialistas en diversos dolores del cuerpo y del alma que nos enseñen y ayuden a sacar el odio de nuestro organismo, a impedir que ese veneno siga siendo usado por los de arriba para dominar y destruir a los de abajo. Hay que hacerlo, y pronto. Anoche por ejemplo, en una concurrida taberna donde había gente de cine, de prensa y de la vida universitaria, el ruido de las voces y los vasos se mezclaba con el estruendo de las fichas de dominó y las carcajadas de quienes se la estaban pasando de pelos. Pero el tema de la política estaba presente en todas las conversaciones.

Un mesero, joven y simpático, que vive muy lejos de ese lugar y que votó por Andrés Manuel ahora lo odia porque debido al plantón de Reforma todo el dinero que gana lo gasta en el taxi que lo lleva a su casa en lugar del pesero que tomaba antes. Cuando una muchacha le pagó con su tarjeta de débito y el uniformado fue a la caja a plancharla, y regresó con la mala noticia de que no tenía dinero, se la aventó a su clienta con un gesto despótico y le dijo: "Que te la llene López Obrador". Y poco faltó para que los acompañantes de la joven le sacaran los ojos por el insulto.

En otra mesa un grupo de estudiantes comentaba que había sido todo un éxito el concierto del miércoles en el estadio de beisbol de la UNAM, donde los asistentes, que en el mejor momento llegaron a ser 15 mil, reunieron media tonelada de productos para el centro de acopio del campamento en Reforma, y criticaron la postura del secretario de rectoría, José Narro, quien trató de impedir la realización del evento. Mientras ellos hablaban de eso, el conflicto entre la muchacha de la tarjeta y el mesero furibundo seguía subiendo de tono y luego se apagó, lo que por mi parte me hizo pensar en el asunto de la clínica de odio y al ver a un querido amigo sentado con otros dos a tres pasos de mí fui a saludarlo y le expuse la idea. "Creo que tenemos que empezar a trabajar el problema del odio con mucha seriedad", le dije, y agregué indebida, innecesariamente: "Pero lo que no podemos hacer es olvidar la responsabilidad social de Calderón y los panistas que metieron el odio entre nosotros". No lo hubiera dicho.

Uno de los amigos de mi amigo me volteó a ver con ojos de fuego y me fulminó con estas palabras: "Ahora nomás falta que también acusen a Calderón de eso, van a decir que el odio empezó con los espots, no nos hagamos pendejos, lo empezaron ustedes". Y en ese instante el odio se apoderó de mí y cerrando el puño comencé a golpear la mesa gritando una por una algunas de las propuestas más atractivas de la campaña electoral de López Obrador: "¿Sembrar 3 millones de cedros genera odio? ¿Construir un tren bala del DF a las fronteras produce odio? ¿Pagarle un salario social a todos los ancianos genera odio?" El estruendo provocado por el énfasis de las palabras hizo que la gente de las mesas vecinas se pusiera de pie y que mi amigo se enfrascara en una horripilante discusión a gritos con el que acababa de recibir mi filípica. Yo sólo alcanzaba a escuchar a mi amigo que decía: "¿Sabes quién es él, sabes quién es él?" Media hora después, apaciguados los ánimos, mi amigo nos presentó diciendo mi nombre y el del otro sujeto, y éste a boca de jarro me contó una anécdota alucinante: "En 1982, tú eras candidato a diputado, luchabas por la legalización de la mariguana y organizaste una tocada de rock en la colonia San Simón, pero la delegación quitó la luz para sabotearte y una persona te ofreció conectar un cable de 50 metros hasta el enchufe de su casa. Esa persona era yo".

Incluso al calor de la lucha contra el golpe de Estado y el fraude electoral, urge una clínica de odio antes que sea demasiado tarde.